¿QUÉ
ES EL DISCURSO?
La situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo
que sabemos acerca del discurso en una definición única y práctica.
Lamentablemente, ocurre en este caso lo mismo que con otros conceptos afines,
como "lenguaje", "comunicación", "interacción",
"sociedad" y "cultura": la noción de discurso es
esencialmente difusa. Como suele suceder en el caso de conceptos que remiten a
fenómenos complejos, es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo
campo transdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado
"análisis del discurso"), la que proporciona la definición
fundamental que se busca. No obstante, debemos empezar por alguna parte, y
habitualmente lo hacemos mediante una breve caracterización general de los
fenómenos que estudia la disciplina. Este es el objetivo del presente capítulo.
En los capítulos siguientes, se avanzará en el tema con más detalles y
referencias a los distintos dominios que abarcan los estudios del discurso.
Después de hacer un resumen de las principales características del discurso,
esbozaré la evolución de esta disciplina y enunciaré algunos principios
generales que muchos enfoques del capítulo constituye una introducción a las
introducciones que conforman el resto del libro.
Del
sentido común a la teoría
Antes de adentrarnos en ese tipo de descripción más
teórica que uno espera encontrar en la disciplina de los estudios del discurso,
corresponde decir algunas palabras acerca de la noción de "discurso"
proveniente del sentido común, tal como esta noción aparece en el lenguaje
cotidiano y en el diccionario. En este sentido, el término "discurso"
se aplica a una forma de utilización del lenguaje, a discursos públicos o, más
en general, al lenguaje oral, por ejemplo, cuando hablamos del "discurso
característico del ex presidente Ronald Reagan".
Otro uso del mismo término, muy difundido pero aún
informal, puede hallarse en los medios de comunicación y en algunas de las
ciencias sociales, por ejemplo, cuando se habla del "discurso del
neoliberalismo".
En este último caso, el término "discurso" no
se refiere exclusivamente al uso que hacen del lenguaje los pensadores o
políticos neoliberales, sino también a las ideas y filosofías que ellos
sustentan y divulgan. En efecto, puede suceder que los estudios dedicados al
discurso neoliberal no presten atención alguna al uso del lenguaje.
Los analistas del discurso intentan ir más allá de estas
definiciones características del sentido común. Admiten que el discurso es una
forma de uso del lenguaje. No obstante, puesto que esta última definición
continúa siendo imprecisa y no siempre conveniente, introducen un concepto de
"discurso" más teórico, a la vez que más específico y más amplio en
sus aplicaciones. Pretenden incluir otros componentes esenciales en este nuevo
concepto; a saber, quién utiliza el lenguaje, cómo lo utiliza, por qué y cuándo
lo hace. Decir que el discurso es un suceso de comunicación es una caracterización
que incorpora algunos de estos aspectos funcionales. En otras palabras, las
personas utilizan el lenguaje para comunicar ideas o creencias (o para expresar
emociones) y lo hacen como parte de sucesos sociales más complejos, por
ejemplo, en situaciones tan específicas como un encuentro con amigos, una
llamada telefónica, una lección en el aula, una entrevista de trabajo, una
consulta con el médico. También cuando leen o escriben una noticia
periodística.
Texto
y conversación
Si bien contamos ahora con una primera caracterización de
lo que los especialistas entienden por "discurso", es necesario
resolver algunas cuestiones complejas. En primer lugar, el uso del lenguaje no
se limita, por supuesto, al lenguaje hablado, sino que incluye el lenguaje
escrito (o impreso), la comunicación y la interacción escritas, como es el caso
de los periódicos, de nuestros libros de texto o nuestra correspondencia
(correo común o electrónico), o de los miles de tipos distintos de textos
propios de nuestro trabajo académico o de otros tipos de trabajos. Si bien
muchos estudiosos del discurso se dedican específicamente al lenguaje hablado,
resulta útil por lo dicho anteriormente incluir en el concepto de discurso los
textos escritos. Hay mucha similitud en la manera como las personas hablan o
escriben cuando utilizan el lenguaje para comunicar sus ideas y lo mismo ocurre
cuando la gente escucha o lee un discurso. Sin embargo, semejante ampliación
del concepto plantea otras dificultades. Así, el lenguaje hablado tal como lo
encontramos en las conversaciones cotidianas, en los debates parlamentarios o
en las entrevistas laborales es sin duda una forma de interacción de la cual
participan los usuarios del lenguaje como hablantes o como receptores. Pero no
resulta tan evidente que lo mismo ocurra con los textos escritos, como las
cartas, las noticias publicadas en un diario, los libros de texto, las leyes o
las publicaciones de carácter académico como la presente.
Estos parecen ser objetos, o productos de actos verbales,
más que formas de interacción.
Ambigüedad
del término "discurso"
Existe además otra dificultad. Hasta ahora, he utilizado
el término "discurso" de un modo bastante abstracto, al igual que los
términos "lenguaje" y "comunicación". Así, cuando
caracterizamos el discurso como un
suceso de comunicación, hablamos del discurso en general.
De manera similar, aunque algo distinta, podemos hablar en
general de tipos específicos o dominios sociales del uso del lenguaje y el
discurso, por ejemplo, cuando utilizamos las expresiones "discurso
médico" o "discurso político".
Por otra parte, también empleamos el término
"discurso" de manera más concreta, como sustantivo contable, para
referirnos a una conversación determinada o a una noticia periodística, por
ejemplo, cuando decimos "este discurso" o "un discurso en
primera plana". En este caso, se puede utilizar asimismo el plural
"discursos" para hacer referencia a diversos ejemplos concretos de
texto o de conversación.
Descripción
teórica
En lugar de decir, por ejemplo, que el discurso es una
forma de "uso del lenguaje", debemos precisar qué significa esta
expresión, mediante la descripción, por ejemplo, de en qué consiste ese uso del
lenguaje, cuáles son sus componentes, cómo se ordenan y cómo se combinan para
formar construcciones mayores. Pueden formularse preguntas similares acerca del
proceso de comunicación o acerca de las acciones implícitas en una actividad
discursiva.
Las descripciones del discurso distinguen diversas estructuras.
Así, una gramática puede describir oraciones o secuencias de palabras que
tienen un orden específico. Algunas de estas secuencias son oraciones
gramaticales que tienen sentido, mientras que otras no lo tienen. Análogamente,
si queremos aportar una descripción estructural del discurso, podemos comenzar
por considerarlo como una secuencia de oraciones, es decir, como oraciones
dispuestas en un orden específico. Algunas de estas secuencias constituirán
discursos con sentido, coherentes y aceptables, y otras no. En otras palabras,
una descripción estructural debe establecer las diversas relaciones y condiciones
que definen la "discursividad" de secuencias de oraciones.
De aquí en adelante, el sentido común y los conocimientos
escolares del lenguaje y la gramática pronto resultan insuficientes para
responder las preguntas más específicas y técnicas acerca de las estructuras
del discurso.
Discurso y sociedad
La mayor parte de los
estudios del discurso se desenvuelve en alguno de los ámbitos descriptos hasta
ahora o en varios de ellos a la vez: la Forma, sentido, interacción y la
cognición. Sin embargo hemos visto que el contexto desempeña un papel
fundamental en la descripción y la explicación del texto y la conversación.
Aunque no existe una teoría explícita del contexto y aunque la noción es
utilizada por distintos estudiosos del tema con una amplia variedad de
significados, podemos definirlo brevemente como la estructura de todas las
propiedades de la situación social que son pertinentes para la producción o
recepción del discurso. No sólo las características del contexto influyen sobre
el discurso; lo inverso también es cierto: el discurso puede asimismo definir o modificar las características
del contexto.
En síntesis, apenas
tomamos con seriedad un punto de vista contextual del discurso, muchos aspectos
de la sociedad y de la cultura se incorporan en nuestro análisis. Por ejemplo,
la elección de ciertos pronombres específicos como formas de tratamiento más o
menos cortés (como es el caso del tu o vous en francés) presupone que los
usuarios del lenguaje poseen conocimiento acerca de las relaciones sociales.
Lo anterior no quiere
decir que estos contextos sociales estén
siempre estáticos, ni tampoco implica que los usuarios del lenguaje y sus
respectivos discursos "obedecen" pasivamente las restricciones
impuestas por el grupo, la sociedad o la cultura. Por el contrario, el discurso
y sus usuarios mantienen una relación "dialéctica" con el contexto:
además de estar sujetos a las restricciones sociales del mismo, también
contribuyen a él, lo construyen o lo modifican.
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