martes, 15 de julio de 2014

EL ESTUDIO DEL DISCURSO – TEUN A. VAN DIJ



¿QUÉ ES EL DISCURSO?

La situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo que sabemos acerca del discurso en una definición única y práctica. Lamentablemente, ocurre en este caso lo mismo que con otros conceptos afines, como "lenguaje", "comunicación", "interacción", "sociedad" y "cultura": la noción de discurso es esencialmente difusa. Como suele suceder en el caso de conceptos que remiten a fenómenos complejos, es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campo transdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado "análisis del discurso"), la que proporciona la definición fundamental que se busca. No obstante, debemos empezar por alguna parte, y habitualmente lo hacemos mediante una breve caracterización general de los fenómenos que estudia la disciplina. Este es el objetivo del presente capítulo. En los capítulos siguientes, se avanzará en el tema con más detalles y referencias a los distintos dominios que abarcan los estudios del discurso. Después de hacer un resumen de las principales características del discurso, esbozaré la evolución de esta disciplina y enunciaré algunos principios generales que muchos enfoques del capítulo constituye una introducción a las introducciones que conforman el resto del libro.

Del sentido común a la teoría

Antes de adentrarnos en ese tipo de descripción más teórica que uno espera encontrar en la disciplina de los estudios del discurso, corresponde decir algunas palabras acerca de la noción de "discurso" proveniente del sentido común, tal como esta noción aparece en el lenguaje cotidiano y en el diccionario. En este sentido, el término "discurso" se aplica a una forma de utilización del lenguaje, a discursos públicos o, más en general, al lenguaje oral, por ejemplo, cuando hablamos del "discurso característico del ex presidente Ronald Reagan".
Otro uso del mismo término, muy difundido pero aún informal, puede hallarse en los medios de comunicación y en algunas de las ciencias sociales, por ejemplo, cuando se habla del "discurso del neoliberalismo". 

En este último caso, el término "discurso" no se refiere exclusivamente al uso que hacen del lenguaje los pensadores o políticos neoliberales, sino también a las ideas y filosofías que ellos sustentan y divulgan. En efecto, puede suceder que los estudios dedicados al discurso neoliberal no presten atención alguna al uso del lenguaje.

Los analistas del discurso intentan ir más allá de estas definiciones características del sentido común. Admiten que el discurso es una forma de uso del lenguaje. No obstante, puesto que esta última definición continúa siendo imprecisa y no siempre conveniente, introducen un concepto de "discurso" más teórico, a la vez que más específico y más amplio en sus aplicaciones. Pretenden incluir otros componentes esenciales en este nuevo concepto; a saber, quién utiliza el lenguaje, cómo lo utiliza, por qué y cuándo lo hace. Decir que el discurso es un suceso de comunicación es una caracterización que incorpora algunos de estos aspectos funcionales. En otras palabras, las personas utilizan el lenguaje para comunicar ideas o creencias (o para expresar emociones) y lo hacen como parte de sucesos sociales más complejos, por ejemplo, en situaciones tan específicas como un encuentro con amigos, una llamada telefónica, una lección en el aula, una entrevista de trabajo, una consulta con el médico. También cuando leen o escriben una noticia periodística.

Texto y conversación

Si bien contamos ahora con una primera caracterización de lo que los especialistas entienden por "discurso", es necesario resolver algunas cuestiones complejas. En primer lugar, el uso del lenguaje no se limita, por supuesto, al lenguaje hablado, sino que incluye el lenguaje escrito (o impreso), la comunicación y la interacción escritas, como es el caso de los periódicos, de nuestros libros de texto o nuestra correspondencia (correo común o electrónico), o de los miles de tipos distintos de textos propios de nuestro trabajo académico o de otros tipos de trabajos. Si bien muchos estudiosos del discurso se dedican específicamente al lenguaje hablado, resulta útil por lo dicho anteriormente incluir en el concepto de discurso los textos escritos. Hay mucha similitud en la manera como las personas hablan o escriben cuando utilizan el lenguaje para comunicar sus ideas y lo mismo ocurre cuando la gente escucha o lee un discurso. Sin embargo, semejante ampliación del concepto plantea otras dificultades. Así, el lenguaje hablado tal como lo encontramos en las conversaciones cotidianas, en los debates parlamentarios o en las entrevistas laborales es sin duda una forma de interacción de la cual participan los usuarios del lenguaje como hablantes o como receptores. Pero no resulta tan evidente que lo mismo ocurra con los textos escritos, como las cartas, las noticias publicadas en un diario, los libros de texto, las leyes o las publicaciones de carácter académico como la presente. 

Estos parecen ser objetos, o productos de actos verbales, más que formas de interacción.

Ambigüedad del término "discurso"

Existe además otra dificultad. Hasta ahora, he utilizado el término "discurso" de un modo bastante abstracto, al igual que los términos "lenguaje" y "comunicación". Así, cuando caracterizamos el  discurso como un suceso de comunicación, hablamos del discurso en general.
De manera similar, aunque algo distinta, podemos hablar en general de tipos específicos o dominios sociales del uso del lenguaje y el discurso, por ejemplo, cuando utilizamos las expresiones "discurso médico" o "discurso político".

Por otra parte, también empleamos el término "discurso" de manera más concreta, como sustantivo contable, para referirnos a una conversación determinada o a una noticia periodística, por ejemplo, cuando decimos "este discurso" o "un discurso en primera plana". En este caso, se puede utilizar asimismo el plural "discursos" para hacer referencia a diversos ejemplos concretos de texto o de conversación.

Descripción teórica

En lugar de decir, por ejemplo, que el discurso es una forma de "uso del lenguaje", debemos precisar qué significa esta expresión, mediante la descripción, por ejemplo, de en qué consiste ese uso del lenguaje, cuáles son sus componentes, cómo se ordenan y cómo se combinan para formar construcciones mayores. Pueden formularse preguntas similares acerca del proceso de comunicación o acerca de las acciones implícitas en una actividad discursiva.

Las descripciones del discurso distinguen diversas estructuras. Así, una gramática puede describir oraciones o secuencias de palabras que tienen un orden específico. Algunas de estas secuencias son oraciones gramaticales que tienen sentido, mientras que otras no lo tienen. Análogamente, si queremos aportar una descripción estructural del discurso, podemos comenzar por considerarlo como una secuencia de oraciones, es decir, como oraciones dispuestas en un orden específico. Algunas de estas secuencias constituirán discursos con sentido, coherentes y aceptables, y otras no. En otras palabras, una descripción estructural debe establecer las diversas relaciones y condiciones que definen la "discursividad" de secuencias de oraciones.
De aquí en adelante, el sentido común y los conocimientos escolares del lenguaje y la gramática pronto resultan insuficientes para responder las preguntas más específicas y técnicas acerca de las estructuras del discurso.

Discurso y sociedad

La mayor parte de los estudios del discurso se desenvuelve en alguno de los ámbitos descriptos hasta ahora o en varios de ellos a la vez: la Forma, sentido, interacción y la cognición. Sin embargo hemos visto que el contexto desempeña un papel fundamental en la descripción y la explicación del texto y la conversación. Aunque no existe una teoría explícita del contexto y aunque la noción es utilizada por distintos estudiosos del tema con una amplia variedad de significados, podemos definirlo brevemente como la estructura de todas las propiedades de la situación social que son pertinentes para la producción o recepción del discurso. No sólo las características del contexto influyen sobre el discurso; lo inverso también es cierto: el discurso puede asimismo definir o modificar las características del contexto.

En síntesis, apenas tomamos con seriedad un punto de vista contextual del discurso, muchos aspectos de la sociedad y de la cultura se incorporan en nuestro análisis. Por ejemplo, la elección de ciertos pronombres específicos como formas de tratamiento más o menos cortés (como es el caso del tu o vous en francés) presupone que los usuarios del lenguaje poseen conocimiento acerca de las relaciones sociales.

Lo anterior no quiere decir  que estos contextos sociales estén siempre estáticos, ni tampoco implica que los usuarios del lenguaje y sus respectivos discursos "obedecen" pasivamente las restricciones impuestas por el grupo, la sociedad o la cultura. Por el contrario, el discurso y sus usuarios mantienen una relación "dialéctica" con el contexto: además de estar sujetos a las restricciones sociales del mismo, también contribuyen a él, lo construyen o lo modifican.

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