¿Cómo hacer de las Palabras Cosas?
Una
introducción al inscripcionalismo.
Scheffler, aunque fue discípulo de Goodman, difiere de
este en una comprensión más substancial y radical de la individualidad de lo
individual. Distanciándose así del nominalismo constructivista que, con
diferencias importantes, comparten con todo, de salida Goodman y Quine.
Mientras para este último, nominalismo es fundamentalmente una creencia de
partida sobre lo que se fundamenta el amarre ontológico que viene a encarnar el
lenguaje. “conejo” denota conejos, y no tiene sentido preguntar ¿en qué sentido
de “conejo”?. Para Goodman, en cambio, tiene sentido el considerar entidades
como individuos; el nominalismo para este es el punto de arranque de desarrollo
de toda una compleja estrategia lógica encaminada al cálculo y construcción de
individuos.
En Quine, el nominalismo viene a identificarse con una
epistemología naturalizada en tanto estrategia interna al lenguaje teórico o
no, entendida como disposición a un comportamiento observable, o lo que viene a
ser lo mismo a la predictibilidad sensorial. No es difícil entender que para
Scheffler, tales posiciones dejen bastante que desear, partiendo, como él
parte, de un punto de vista nominalista mucho más estricto.
Para Scheffler, una consecuencia de ello es el mantener,
como hace Quine, una separación demasiado, radical entre el lenguaje de la
lógica y el lenguaje de la corriente, dando así entrada de nuevo al
fantasmagórico concepto de significado, que se desliza como una cortina de
penumbras en la clara realidad nominalista.
Los enunciados, que no las palabras, o los términos que
los componen, tiene como todo una sensorialidad holofrástica, a la vez
analítica, para el caso de ser tomados palabra por palabra. Ahora bien esta
sensorialidad es curiosamente vicaria, en tanto en cuanto no procede de la
experiencia personal, inmediata, de los propios sentidos, sino de la que
derivamos en tanto parte de una corporación o institución.
Es la problemática subyacente a la obra de Goodman “Ways
of Worldmaking” lo que preocupa de forma inmediata a Scheffler. El que los
individuos de Goodman sean constructos no solo no parece permitir comprobar su
correspondencia empírica con la objetualidad de referencia, sino que viene a
hacer de esta una cuestión en cierto modo trivial, o irrelevante.
El mundo en
que estamos sumidos, parece deducirse de dicha obra de Goodman, no es más que
un mondo de descripciones y de imaginería, un sistema de “versiones”.
“Versión”, en términos de Goodman no es más que el modo
de hacer y rehacer, el mundo. Scheffler, evidentemente, no se resigna a ello. Scheffler
replica que el hecho que las cosas se encuentren ya hechas al margen de nuestra
versión de ellas.
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