LA
PROSA DEL MUNDO
M. Foucault comienza en “Las palabras y las
cosas” realizando un profundo acercamiento a la riqueza de imágenes contenidas
en el mundo y a las relaciones de semejanza que el ser humano, gracias a su
creatividad, puede establecer entre ellas para generar un amplio escenario
simbólico de representación artística.
El autor dirige su mirada al universo
simbólico que se generó hasta finales del siglo XVI para buscar las líneas
inspiradoras del mismo: Hasta fines del siglo XVI, la semejanza ha desempeñado
un papel constructivo en el saber de la cultura occidental. En gran parte, fue
ella la que guió la exégesis e interpretación de los textos; la que organizó el
juego de los símbolos, permitió el conocimiento de las cosas visibles e
invisibles, dirigió el arte al representarlas. El mundo se enrollaba sobre sí
mismo: la tierra repetía el cielo, los rostros se reflejaban en las estrellas y
la hierba ocultaba en sus tallos los secretos que servían al hombre. La pintura
imitaba el espacio. Y la representación, ya fuera fiesta o saber, se daba como
repetición: teatro de la vida o espejo del mundo, he aquí el título de
cualquier lenguaje, su manera de anunciarse y de formular su derecho a hablar.
Es necesario que nos detengamos un poco en
este momento del tiempo en el que la semejanza va a desligarse de su
pertinencia al saber y desaparecerá, cuando menos en parte, del horizonte del
conocimiento. ¿Cómo se pensaba la similitud a fines del siglo XVI o aun a
principios del XVII? ¿Cómo podía organizar las figuras del saber? Si es verdad
que las cosas que se asemejaban eran infinitas ¿podemos, cuando menos,
establecer las formas según las cuales podían llegar a ser semejantes unas a
otras?
Hay cuatro nociones principales de
semejanza que no se pueden dejar de nombrar:
1. La convenientia. La convenientia es la
fuerza que avecina lo semejante y asimila lo cercano, gracias a esto el mundo
forma una cadena con todo lo que se encuentra en él, consigo mismo. Son
convenientes aquellas cosas que logran tocar a otras, que el ser de unas
delimita a otras. Así hay comunicación, se da una semejanza de lugar ya que
están colocadas en el mismo sitio y se da “una similitud de propiedades; ya que
en este continente natural que es el mundo, la vecindad no es una relación
exterior entre las cosas, sino el signo de un parentesco oscuro cuando menos.”
2. La aemulatio. La emulación es algo
parecido a una gemelidad natural de las cosas, en la emulación se observa algo
del reflejo y espejo. “El rostro es el émulo del cielo.”
Gracias a la emulación el hombre se podrá
dar cuenta del mundo en donde está colocado; lograra encontrar la semejanza del
orden del mundo con el mundo autónomo que se encuentra en sí mismo.
3. Analogía. Las similitudes que trata son
las semejanzas más sutiles de las relaciones. Así la analogía “puede ofrecer, a
partir de un mismo punto, un número infinito de parentescos.
Hay un punto en donde todas las analogías
pueden encontrar un apoyo, este punto es el hombre; está en proporción con el
cielo, y también con los animales y las plantas, lo mismo que con la tierra,
los metales, las estalactitas o las tormentas.
4. Las simpatías. Gracias a la simpatía las
cosas encuentran una semejanza y se puede hacer posible un movimiento y un
contacto entre estas; lleva las raíces hacia el agua y hace girar, con la curva
del sol, a la gran flor amarilla del girasol. La simpatía por una de las formas
de semejanza, tiene el poder de asimilar, de poder hacer las cosas idénticas
unas a otras, de mezclarlas, tiene la capacidad de desaparecer una cosa en su
individualidad. “La simpatía transforma.”
Elemento muy importante que va de la mano
con la simpatía es, la antipatía. La antipatía sirve en el mundo para poder
conservar las cosas en su aislamiento; encierra a cada cosa en su diferencia
obstinada y les ayuda a perseverar en lo que es.
Existen, desde luego, muchas otras nociones
que se entrecruzan en la superficie del pensamiento, se superponen, se
refuerzan o se limitan.
Así, Foucault se detiene en las cuatro
formas de semejanza que han estado en la base de toda la creación artística y
que son fundamentales para acercarnos a la producción artística, expresión de
la capacidad estética y creativa del ser humano: la convenientia, la aemulatio,
la analogía, las simpatías. Perder de vista esta clave de lectura del arte
significa oscurecer la carga de sentido que encierra, expresión de una cultura
situada en unas coordenadas espacio temporales determinadas. En efecto, el
mundo, las realidades que nos rodean encierran una prosa que sólo una mirada
simbólica puede leer y descifrar.
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